El campeón de peso pesado de la UFC, Jon Jones, ha manifestado públicamente su descontento después de que el presidente de la organización, Dana White, expresara dudas sobre incluirlo en el histórico evento planeado en la Casa Blanca para julio de 2026.

Durante la conferencia de prensa posterior al UFC 318 en Nueva Orleans, White señaló que la reputación de Jones y sus problemas legales anteriores representan un riesgo demasiado grande para un evento sin precedentes. 'No se trata solo de ganar el cinturón', explicó White. 'No puedo arriesgarme a ponerlo en una posición importante y que algo salga mal, especialmente en un evento en la Casa Blanca'.

Jones, de 38 años, tiene un historial complicado fuera del octágono. En 2015 enfrentó acusaciones por un accidente de tráfico con fuga que resultó en su suspensión, mientras que en 2016 una prueba de dopaje positiva canceló una pelea importante. También se retiró del UFC 151 en 2012, decisiones que dejaron una impresión negativa en la directiva de la promotora.

A través de su cuenta en X, Jones respondió: 'Escuché los comentarios de la conferencia de prensa de anoche. Aunque estoy un poco decepcionado, sigo en el programa de pruebas antidopaje de la UFC, manteniéndome en forma y entrenando como un profesional. Estaré listo para lo que venga'.

El luchador añadió que la oportunidad de pelear en la Casa Blanca representaba algo más profundo que simplemente ganar un cheque o un cinturón: 'Pelear por mi país me da un propósito mayor', afirmó Jones, insistiendo en que los aficionados reconocen su disposición para 'representar a mi país en un escenario histórico'.

A pesar de la determinación de Jones de estar listo para el 4 de julio, White no ofreció garantías. El presidente de la UFC subrayó que la planificación del evento en la Casa Blanca sigue siendo incierta y todas las fechas son tentativas, enfatizando que hay más en juego que solo peleas y cinturones. Para White, el riesgo simplemente supera cualquier beneficio potencial.